El Mercado de San Miguel es, sin duda, uno de los lugares más icónicos y vibrantes de Madrid. A tan solo unos pasos de la Plaza Mayor, este espacio emblemático ha atraído a locales y turistas por igual, ofreciendo una experiencia gastronómica inigualable. Pero ¿sabías que este mercado esconde muchas curiosidades que pocos conocen?
Un lugar con historia: De Iglesia a Mercado
El Mercado de San Miguel no siempre fue un mercado. De hecho, en el mismo emplazamiento se alzaba la iglesia de San Miguel de los Octoes, un templo con gran relevancia histórica. Fue en esta iglesia donde, en 1562, fue bautizado el famoso escritor del Siglo de Oro, Lope de Vega. La iglesia permaneció en pie durante cinco siglos, hasta que un incendio la devastó y fue finalmente demolida en 1809.
Los Orígenes del Mercado
Tras la demolición de la iglesia, el lugar comenzó a transformarse en un punto de encuentro para los comerciantes madrileños. En el siglo XIX, los alrededores de la Plaza Mayor se llenaban de cajones y tenderetes donde se vendían todo tipo de productos al aire libre. Aunque el mercado como lo conocemos hoy no fue inaugurado hasta 1916, fue en esos años cuando se empezó a formar la tradición comercial de la zona.
El edificio que hoy alberga el mercado es obra del arquitecto Alfonso Dubé y Díez, y su estructura de hierro y cristal, un claro ejemplo de la arquitectura modernista de la época, le otorga ese aspecto vintage y distinguido que lo hace tan especial.
De mercado tradicional a icono gastronómico
A lo largo del siglo XX, el Mercado de San Miguel vivió altibajos, con épocas de esplendor seguidas de periodos de declive. Sin embargo, todo cambió en 2009, cuando reabrió sus puertas con un concepto totalmente renovado. Hoy, el mercado es un enclave gastronómico de primer nivel, donde se pueden degustar productos de altísima calidad: desde tapas tradicionales españolas hasta sushi, embutidos y quesos artesanales, pasando por vinos de primera y postres deliciosos.
Un paseo por los sentidos
La visita al Mercado de San Miguel no es solo una experiencia gastronómica, sino un verdadero placer para los sentidos. Los colores vibrantes de las frutas frescas, el aroma irresistible de los hornos y parrillas, y el sonido animado de los vendedores y comensales crean una atmósfera única. Ya sea que vayas a hacer la compra, a comer unas tapas o simplemente a pasear, el mercado te sumergirá en un mundo de sabores, olores y sensaciones que recordarás mucho tiempo después.
No te pierdas este lugar lleno de historia, encanto y buena comida en tu próxima visita a Madrid. Además, se encuentra a tan solo unos paso del Palacio Pl Conde de Miranda.